Mucha gente se engaña a si misma al afirmar que sus amistades serán para toda la vida, sin embargo, no pueden estar más equivocadas y no decimos que no puedan existir relaciones de este tipo, pero lamentablemente serán contadas las que en verdad sobrevivan al paso de los años.
A todos nos ha sucedido que tenemos algún amigo/a que en un momento fue nuestro compañero inseparable, sabíamos todas nuestras vidas y nuestras madres hasta eran amigas, sin embargo, el tiempo actúo y diluyó ese rastro al grado de convertirnos más bien en extraños con fotos en común.
¿Qué sucedió?
No te mortifiques al creer que tienes la culpa de todo se esfumó, simplemente debemos apegarnos a una realidad básica de todas las personas: todos cambiamos con el tiempo, se imaginan ser estáticos y simplemente no cambiar a través de los años.
Las cosas que teníamos en común fueron siendo cada vez menos, el colegio, los grupos de amigos, las aficiones entre tantas cosas. Muchos dicen que una amistad verdadera no se rompe jamás, sin embargo, como enfrenarse a años de distancia y cientos de kilómetros.
Es cierto que los recuerdos perduran, pero para mantener viva una amistad se requiere de tiempo, constancia y pocos kilómetros de distancia. Es bueno recordar tiempos pasados con los amigos e intentar seguir en contacto, ya que los vínculos de afecto no se rompen por completo, ¿cómo podríamos evitar reír de los momentos vergonzosos que pasamos a su lado? O ¿Cómo evitar sonreír ante los recuerdos de una época que simplemente ya no volverá jamás?
Debemos entonces disfrutar cada momento que podamos con nuestros amigos, no sabemos qué sucederá mañana, simplemente no sabemos que puede ocurrir con esas personas que hoy consideramos indispensables, tal vez en un futuro no sean parte de nuestra realidad.
