Yo nunca haría las cosas que siempre he pensado hacer, nunca me he convertido en el personaje que yo esperaba aunque sea por un momento. He seguido siempre la misma rutina, los mismos patrones, creía que podía esperar bastante más de lo que he estado recibiendo.
Para algunos, esto está bastante bien. Pero para mí, yo quería más, yo sabía lo mucho que la vida tenía que ofrecer y quería zambullirme de cabeza. Quería experimentar todo eso y vivir una vida digna de ser vivida de nuevo.
Miré alrededor de mi trabajo, miré a la gente junto a mí, ninguno de nosotros podría llegar a ese lugar sin un cambio en sus planes. Estábamos todos atrapados en el círculo de la rutina.
Esto nos pone cara a cara con una verdad que la mayoría de los hombres y las mujeres preferirían evitar.
Es un alivio dejar que nuestras metas vivan en un ‘algún día’. Nunca tenemos que preocuparnos de no poder alcanzarlas nunca. En su lugar, podemos posponerlas y engañarnos a nosotros mismos.
«Lo conseguiré algún día» No, no lo harás.
La verdad es que si no cambias tu rutina de ahora, nunca alcanzarás tus metas, nunca vas a despertar en una vida que coincida con la que siempre has deseado. Nunca.
No te escondas de esto, acéptalo, dedícate a ello. Usa esos deseos para romper las cadenas de la rutina y esto te conducirá a una nueva forma de vida, la que siempre has deseado, nunca sabrás si puedes conseguirlo si no lo intentas con todas tus fuerzas, y mejor hacerlo y fallar que quedarse con la duda.