Toda vida se puede resumir en dos grupos de cosas, aquellas que son buenas y las que son malas. Normalmente esas malas que nos ocurren suelen ser por causas externas a nosotros, pero muchas otras nos ocurren por nuestros fallos.
Estos fallos son normales, todo el mundo ha cometido errores que han acabado perjudicando su vida y no por ello tienen que fustigarse el resto de su vida. Una vida perfecta no existe y siempre que nos remontemos un poco atrás podremos entender eso, que no somos perfectos.
Nadie en el mundo lo es, nadie es perfecto y en la imperfección se encuentra el cometer errores. Es por esto que no depende de nosotros el que la vida nos sea perfecta, pero si depende el cómo veamos nuestra propia vida.
Cuando cometamos algún error tenemos que mirarlo por el lado bueno, aunque nos cueste encontrarlo siempre lo hay. Tenemos que cerrar los ojos y preguntarnos ¿Qué hay bueno en todo esto? ¿Qué hay de bueno en este error?
Puede que nos sea difícil encontrarlo pero siempre lo hay, es más, si después de un tiempo pensando no vemos nada podemos recurrir a lo que siempre conseguiremos de un error, la experiencia.
De los errores se aprende y esto es lo que tenemos que pensar siempre que cometamos uno, si por algo que hemos dicho o hecho hemos perdido algo importante, ya sabemos que no tenemos que volver a hacerlo, o si no hemos hecho algo y esa ha sido la causa, ya sabemos que tenemos que hacerlo la próxima vez.
Aprende a aprovechar los errores que cometamos, que serán muchos en la vida, y perfecciónala para hacerla lo más perfecta posible.