El entorno social muchas veces pone a prueba nuestra capacidad de reacción ante acontecimientos de distinto tipo. La familia, los amigos, los compañeros de trabajo, los vecinos y otras personas con las que tenemos trato muchas veces son invasivas o posesivas y si nuestra personalidad no está firme y consolidada podemos ser invadidos.
La autoayuda es útil para fortificar la personalidad y darnos el lugar que nos corresponde en la consideración de los demás. Debemos afirmar nuestra personalidad y convertir a esta en una coraza protectora de las agresiones que puedan provenir de personas con carácter fuerte.
Debemos respetarnos a nosotros mismos para que los demás empiecen a respetarnos y considerarnos. Los caminos de la autogestión y la autoayuda tienen una dirección obligatoria y su primer objetivo está en fortificar la personalidad para sentirse más seguro.
Muchas de las dificultades tienen rápida y fácil solución si nos encuentra con el estado de ánimo alto y fortificado. El agobio y la desesperación es producto-en primer lugar- de no estar seguros de nosotros mimos de nuestro potencial para afrontar una dificultad.
Hay tres puntos fundamentales que debemos tener en cuenta. Primero, darle al problema que debemos solucionar la dimensión exacta sin minimizarlo ni magnificarlos en demasía. Segundo, estar seguros que el problema nos pertenece y que somos nosotros los que debemos resolverlo, y tercero, encararlo con decisión y vehemencia con la seguridad que sabemos cómo resolverlo.
Estos tres pasos los podemos cumplir si tenemos afirmada nuestra personalidad y la autogestión nos puede ayudar a fortalecernos anímicamente.