En la vida de una persona el trabajo, además de ser una fuente de dinero, es una herramienta que significa mucho más que un salario mensual. La actividad laboral brinda al hombre la posibilidad de relacionarse con nuevas personas, fortalecer vínculos, dotar de significados y alimentar la vocación e incluso es un elemento que aporta dignidad y forma cultura en el individuo.
Todo esto implica un tendal de puertas abiertas, pero muchas veces el trabajo se vuelve rutinario, incómodo y en ocasiones uno llega a sentir que el trabajo lo disgusta. Esto ocurre porque nuestra mente se resiste al cambio y, una vez adaptada a una rutina, prefiere quedarse cómodo sin grandes agitaciones. Esta vida rutinaria provoca el desgaste y el rechazo al trabajo.
Existen algunas técnicas para tener motivación en el trabajo, como por ejemplo establecer objetivos a corto plazo, de manera que uno pueda ir cumpliendo metas y sentirse con energía. También uno puede modificar la ubicación de sus muebles de oficina para sentirse en un lugar renovado. Incluso, algunas personas intentan ingresar al trabajo por una entrada diferente todos los días, para afrontar el día de un nuevo modo.
La importancia de la motivación en el trabajo es vital y uno debe estar atento a esto. Y si lamentablemente uno no consigue motivación a pesar de aplicar distintas técnicas, debería comenzar a pensar en un nuevo trabajo, para conseguir un cambio de aire.
