Todos pasamos por ese enfado o sentimiento de culpa cada vez que nos establecemos un objetivo y lo abandonamos al par de semanas. Mantener la motivación a largo plazo es bastante complicado, pero debes considerar que la mayoría de los grandes objetivos de la vida se consiguen tras meses o incluso años de esfuerzo.
La solución reside en crear nuevos pequeños hábitos diarios que nos lleven poco a poco a ese objetivo global. Si quieres correr una maratón seguro que es más viable si cogemos el hábito de ir a correr cada día que presentarnos en la carrera directamente, si quieres pasar un examen será mejor estudiar un poco cada día que repasar todo un temario de golpe en los días previos a ese examen.
Al concentrarte en algo que haces cada día en lugar de en un objetivo global a largo plazo, para cuando te des cuenta estarás más cerca de ese objetivo global sin haber pasado por la desgana de verlo como inalcanzable y lejano.
¿Cómo cambiar nuestros hábitos? Concéntrate en uno y sigue estos pasos:
- Cambios positivos: cambia un hábito diario negativo para lo consecución de tu objetivo global por uno que lo apoye. Por ejemplo si tu objetivo es estar más sano, sustituye el fumar cada día por ejercicio diario.
- Plantea el cumplir con ese nuevo hábito como un reto por plazos: una semana sin fumar, luego un mes sin fumar y así sucesivamente.
- Crea recompensas por objetivos conseguidos: deben de ayudarte a motivarte, al principio serán a corto plazo para ir aumentando los tiempos de la recompensa poco a poco.
- Convéncete a ti mismo de que lo harás: pero no basta con decírtelo a ti mismo, cuéntaselo al mundo, que lo sepan todos, esa presión pública será positiva para conseguir tu objetivo.
- Realiza un seguimiento de tus avances y progresos.
Y lo más importante de todo, sé siempre positivo, lo conseguirás.
