Todos tenemos unas capacidades innatas para poder cambiar, adaptarnos y desarrollarnos como personas.
A veces, mientras permanecemos acomodados en la rutina diaria, protegidos en una falsa seguridad, no nos paramos a reflexionar un instante sobre nuestro camino, sobre nuestro destino, sobre el porqué y el cómo, el sentido de nuestras vidas. Preferimos continuar de un lado para otro, siendo fieles a las obligaciones diarias, viviendo o tal vez sobreviviendo en la conformidad y la inercia.
Todos tenemos la posibilidad de lograr cosas que a veces creemos imposibles, pero es indispensable creer más allá de lo que creemos real o posible. Por más que dudemos de nosotros mismos, tenemos la capacidad de creer y cambiar para alcanzar unos niveles de conciencia y conocimiento que nos abran las puertas de una comprensión, pero para ello es necesario atreverse a intentarlo.
Debes descubrir cuáles son tus barreras, cuáles son tus miedos, las creencias que te han retenido e impedido que lograras tus objetivos. Debes rebelarte y enfrentarte a esas limitaciones que tienes en tu mente, a esos lastres que pueden llegar a través de la educación, del entorno y de la familia, y que te han hecho creer que no puedes aspirar a otras cosas. A algo mejor. Tienes que averiguar cuáles son esas creencias auto limitadoras para derribar esos muros que te han mantenido prisionero, para destruir los miedos y la inseguridad sobre tu autentica capacidad y tu verdadero potencial. Si quieres tomar el control de tu vida, tienes que liberarte de esos falsos límites para volar más alto.
El mayor dolor que podemos sufrir es encerrarnos en una cárcel que nosotros mismos hemos creado, una cárcel de emociones que nos retiene y no nos deja ser quien somos en verdad y quien podemos llegar a ser. Esa es una prisión en la que hemos entrado inconscientemente, pero eres tu quien tiene que tomar la decisión de romper los barrotes de la duda, las cadenas de los miedos. Nadie puede tomar esa decisión por ti. No es una decisión basada en la lógica, ya que la lógica no tiene ese poder; es una decisión emocional, que surge del alma, es una decisión que tiene que nacer desde lo más profundo de tu corazón.
El mundo se mueve por emociones, no por lógica. Son las emociones las que contienen el poder, el compromiso y la determinación que nos llevaran a alcanzar nuestro destino.
SENECA: No nos falta valor para emprender ciertas cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque nos falta valor para emprenderlas.
Por Ruben Nuñez Besteiros