India es un país exótico donde conviven múltiples y diversas costumbres, culturas y escenarios exóticos de pobreza y hábitos fuera de lo común a los ojos occidentales.
Además de conocidas rutinas alimenticias poco saludables y numerosas coyunturas de hambrunas en distintas regiones, se suma el caso de un hindú con una característica inédita en el mundo. Se trata de Pakkirappa Hunagundi, un hombre de treinta años que desde pequeño consume diariamente una cantidad aproximada de dos kilos de ladrillo.
El hambre y la falta de recursos muchas veces llevan a la desesperación, y este individuo que además trabaja en el ámbito de la construcción, desarrolló en sus mandíbulas y aparato digestivo la increíble capacidad de procesar y sobrevivir con el consumo de este material. Sin producirle a corto plazo un efecto negativo sobre su cuerpo, él lo considera un alimento apetitoso y que prefiere por encima de otros manjares que pudiera probar.