Existe un marcado tabú en la sociedad en general que prevalece muy fuertemente en contra de la terapia psicológica, ya que en el imaginario popular se cree que ir al psicólogo es para los locos, la gente común y corriente no debe ir, a pesar de que tenga problemas, pueden resolverlos solos, los psicólogos son solo para gente trastornada.
La realidad de la terapia
Y la verdad es que acudir con un psicólogo es una herramienta que puede ser muy útil y poderosa ya que permite mejorar nuestra persona y entendernos mejor a nosotros mismos, así como ayudar a salir a esas pequeñas piedritas que pueden estar deteniendo nuestro camino por la vida, con lo cual podemos mejorar en gran medida nuestra felicidad y rumbo de vida.
Existen personas que realmente no tienen problemas graves en sus vidas que acuden constante al psicólogo para que los ayuden a reconocer sus errores, descubrirse a si mismos, etcétera, logrando una mejora notable en su relación con los demás y con ellos mismos.
Ahora bien una persona que comienza a sentir problemas, debería acudir con un especialista, ya que entre más tiempo dejes pasar un problema con remedios simples que van desde minimizar el problema en nuestras mentes, creer que el tiempo resolverá todos nuestros problemas o simplemente considerar que no necesitamos ayuda y que suprimiendo el problema podremos controlarlo.
Estas opciones de hecho, son peores que acudir con un psicólogo, ya que pueden empeorar el problema y con el paso de los años generar problemas más serios de relación social y de pareja que a veces no relacionamos con los problemas que están en nuestro pasado, pero que podrían conectarse de maneras que no entendemos en nuestro subconsciente.
Es por esto que la ayuda de un profesional de la salud mental nunca estará de más en nuestras vidas, inclusive puede abrir nuevos caminos para nosotros en la búsqueda de nuestra paz interna.