Durante nuestro andar por la vida, será inevitable el que nos tropecemos con problemas, contratiempos, desgracias y adversidades; negar que esto sea una realidad, es como negar que el Sol nace por el Este y se esconde por el Oeste. La cuestión es saber cómo vamos a afrontar estas adversidades y que consecuencias traerán sobre nosotros.
Mientras a unas personas las desgracias, las contrariedades, y las dificultades los debilitan, los dejan indefensos, incluso se vuelven tercos y perversos; a otras tantas personas los problemas y las adversidades los hacen adquirir más fortaleza, los instruyen en sabiduría y conocimiento, y los transforman en personas con aptitudes positivas. ¿En qué bando te gustaría estar?
Nuestra mente nos engaña continuamente, nos pone una venda en los ojos, haciéndonos creer que pasaremos por esta vida sin salir dañados o lastimados antes los diferentes infortunios que se nos presentarán en el camino, pensando de forma errónea que nuestra vida cotidiana será como un camino lleno de rosas. Nada más lejos de la realidad.
El dolor y la adversidad serán compañeros de viaje por siempre, y habrá que saber tratarlos y afrontarlos con arrojo y fe, con la confianza que dentro. Si nos lamentamos de nuestros propios problemas, y tratamos de esquivarlos en vez de resolverlos y encararlos, estaremos gastando el doble de tiempo y vigor. Tú eliges.
