¿Que tienen los demás que yo no tenga?, esta pregunta muchas veces ronda nuestra mente y solo nosotros podemos darle respuesta. En algunas ocasiones ponderamos los éxitos ajenos y creemos que son imposibles de alcanzar por nosotros y esta visión errónea nos puede acompañar por mucho tiempo. El éxito o el fracaso son dos posibilidades y debemos saber darle la exacta dimensión a cada una de ellas. No creer que todo está resuelto para siempre ante un resultado favorable, ni tampoco creer que todo se perdió ante el primer traspié.
Saber tomar cada resultado –favorable o no- con tranquilidad es uno de los secretos que fortifica nuestro espíritu.
Todos tenemos el mismo potencial solo que en ocasiones hay factores que corroen nuestra voluntad y nos hace débiles, debemos saber cuáles son esas circunstancias para estar en un plano de igualdad con otras personas que tiene carácter firme y no suelen flaquear al primer resultado negativo.
¡Si otros pueden, yo también tengo que poder!, es algo que nos debemos repetir una y otra vez hasta que estemos convencidos que somos igual –o mejores- que los demás y que podemos resolver problemas encarándolos directamente y sin temores.
Debemos buscar en nuestro interior esa luz que nos da claridad de pensamiento y fortaleza de espíritu, todos la tienen y nosotros no somos la excepción. Debemos y podemos encontrar el camino adecuado para resolver las dificultades que a diario se nos pueden presentar, con firmeza y decisión se pueden encontrar las soluciones que muchas veces no llegamos a ver por estar encerrados en nuestro propio laberinto.
