Las sociedades actuales, sobre todo las más occidentalizadas, cada vez colocan más en alto la rapidez entre los estándares ideales en todos los aspectos de la vida de las personas, esto ha tenido repercusión en la vida y la salud de millones de personas en todo el mundo.
La perspectiva actual
Una de las principales causas que llevan a fracasar proyectos, que muy probablemente son buenos y tienen una amplia posibilidad de éxito, es precisamente la desesperación que nos caracteriza como sociedad.
Los seres humanos deberíamos ponernos a repasar la forma en la que la humanidad logró los grandes descubrimientos a lo largo de miles de años, en donde entre uno y otro podían transcurrir varios siglos. Así al emprender algo nuevo, debemos suponer que es como un bebe, apenas está madurando, y tardará años antes de que podamos dejarlo solo y actúe y se comporte como nosotros le hemos enseñado.
Cualquier proyecto requiere una inversión de tiempo, sin la cual es imposible sacar el proyecto adelante, no debemos desesperarnos y dejar las cosas de lado, más bien si creemos que a largo plazo las cosas no podrían salir como queremos, debemos cambiar los planes y la forma de llegar hasta esa meta, no mover la meta para conseguir realizar algo más sencillo, esto solo ocasionaría frustración de nuestra parte, ya que jamás logramos lo que nos propusimos.
La paciencia es una virtud que lentamente se pierde en nuestro medio, el afán de realizar todo rápidamente domina a nuestro mundo, con consecuencia nefastas para todos, existen cosas que no podemos agilizar y pareciera que no lo entendemos.
Si viviéramos con más calma, nuestras vidas serían mucho mejores, imagina que no debes correr para llegar al trabajo, después al gimnasio y luego a una junta extraordinaria en tu compañía, sin duda nuestros niveles de estrés serían mucho más bajos.